El juego viene con bastantes componentes en forma de tokens, cartas y fichas de personaje, añadiendo además los soportes para los personajes y las navecitas. Nada de madera. La calidad está bien. En general es un juego "oscuro" de estética sombría (será lo que tiene pulular por el espacio de planeta en planeta), y te tiene que gustar mucho la temática o el tema Battlestar para que te guste el tablero.
De precio similar y caja más pequeña, esta segunda edición apuesta por pisar fuerte en el mercado y soslayar los contras de su predecesor... ¿Lo logrará sin perder calidad, emoción y la esencia del juego? Lo tendremos que ir viendo. De momento os dejamos nuestras primeras impresiones a la vista de la partida de demostración, y lo que desde nuestro punto de vista, se alzan como los principales pros y contras.
En el tablero principal se encuentran los dieciocho personajes a los que podemos influenciar para obtener sus beneficios. Éstos van desde ganar puntos de victoria, conseguir recursos, aumentar nuestras defensas o descubrir a qué amenaza deberemos hacer frente al final del invierno. El juego transcurre a lo largo de cinco años en los que pasaremos por diferentes estaciones.
Somos una familia de supervivientes metiditos en nuestra casa. En la primera fase del juego debemos ir cogiendo por orden el menaje del hogar: madera para barricadas, supervivientes, comida y agua, un fusil, una ballesta, gasolina para el hornillo. Y una vez equipados hasta el último hueco de la casa, empiezan a llegar los zombies.
Un juego de identidades ocultas con el que divertirte despistando a los demás exploradores y haciendo que tu explorador consiga la gloria. Un magnífico filler para disfrutar con jugones y no jugones ya que dada su sencillez cualquiera puede enterarse del juego en apenas un minuto e incluso ganar.
Se parece más a los party de toda la vida, un juego de preguntas y respuestas, sobre animales. Su mayor novedad es la presencia de un tablero donde responder todos a la vez, y donde no sólo por acertar puntúas, también puntúas si te acercas. Ya sabes, la típica respuesta de "pues me suena que este bicho es de Sumatra", y clavas un cubito de respuesta en el mar que rodea la zona.
Nos echamos fácilmente unas ocho o nueve partidas, y es que no quería parar. Una cosita más, las primeras partidas no nos atreviamos a tirar cartas y es que siendo nuevas ¡dan mucha pena tirarlas!, pero al final las empezamos a tirar. Las enfundaré y listo. ¡Gracias por descubrirlo!
En esta ocasión somos monjes que estamos montando un monasterio molón, a base de deforestas, cual Aníbal, todo a nuestro paso. En este juego, en cada ronda tenemos la opción de colocar a nuestros curritos, creyentes ellos, en nuestros edificios para hacer acciones, o bien contratar a los monjes de los demás para ocupar sus edificios, o podemos construir edificios de los disponibles para todos.
Somos un grupo de pingüinos de caza en los témpanos de hielo. Cada témpano, representado por una loseta, te da un número de peces, los cuales coges cuando te marchas a otro témpano. Tus movimientos son siempre en línea recta, siguiendo las caras de un hexágono que es el témpano, y te paras cuando quieres, pero siempre en recto.
El bambú es muy bonito, y tiene incluso un pequeño dibujo que al creciendo uno sobre otro y hacer que coincida queda muy simpático. También son bonitas las parcelas, diseñadas a modo de hexágonos, y las figuras del jardinero y del oso panda, que vienen ya pintadas. Quizá lo único que se puede criticar es que los marcadores de acciones no son fáciles de distinguir uno de otro.
Las materias primas, especialmente la madera, son muy bonitas - y la sensación de tener realmente madera, piedra o mineral en las manos es creíble. Los trabajadores, sin embargo, son figuras genéricas (cuadrados, círculos y pentágonos), en los que se colocan pegatinas. Esta necesidad de colocar las pegatinas es laborioso, y hace que se tarde en disfrutar de la primera partida.
Somos un grupo de vaqueros en un pueblucho del lejano Oeste, que por no tener no tiene ni su zarza rodante, que deciden jugar a los dados para obtener toda clase de bienes. Se trata de tirar dados de póker, y en cada ronda quedarte uno gratis, o pagar para quedarte más o no quedarte ninguno, con lo que en un máximo de cinco rondas cada uno tendrá su jugada.
No es ningún juego nuevo. Es un party-game que se ha ganado el corazón de muchos jugones (y entre ellos el mío) desde que salió al mercado, y gran parte de la culpa la tenían esas maravillosas ilustraciones. ¡Me parecen impresionantes! Claro está que se nota que son de otro autor. Hablar de las diferencias gráficas-dibujiles me resulta bastante complicado.
Antes de ponernos a jugar tendremos que hacer manualidades, no os preocupéis, simplemente pasaréis un rato entretenido enganchando las pegatinas numeradas en la parte frontal y posterior de nuestros queridos villanos, hay un total de cuarenta y ocho villanos, once para cada jugador y cuatro odiosos monjes, a dos pegatinas por meeple.
Con un coche se va recorriendo la ciudad, desde el puerto y hacia el puerto, siempre por el mismo camino. En cada turno se avanza un espacio, pero los jugadores con dinero pueden mover el vehículo las casillas que quieran, para así visitar a unas personas u otras según qué recursos necesiten. Además, estos cubanitos que están al borde del camino esperando desesperadamente una visita son tan agradecidos, que te permiten visitar los edificios de la ciudad de su color asignado.
Se trata de un juego de acción simultánea, donde se combina la agudeza visual y mental. Últimamente estoy reforzando mi ludoteca con estos juegos. De momento llevo un par de partidas a seis jugadores y son de los juegos que con sólo leer las reglas o explicarlos ya sabes que van a triunfar. Un juego de los que hay que tener para calentar la mesa o en sesiones con no-jugones.
Empezamos por la caja, que nos parece buena, y además la ilustración y el colorido te hacen meterte en la temática totalmente, es muy bonita. Pequeñita y manejable. Sin embargo, al abrirla te encuentras que no hay compartimento ninguno, y tenemos por un lado la bolsita con las cartas y por otro los cartones para destroquelar. Tanto una cosa como otra podría haber estado más cuidada.
Inicialmente, tu objetivo es escapar junto a otros supervivientes de una ciudad infectada por zombies, ya sea usando un puente situado al otro extremo de la ciudad, un helicóptero o una barca. Por ahora, 100% colaborativo. ¿Problema? Las plazas en el helicóptero (si es que las hay) y en la barca pueden no ser suficientes para todos los jugadores...
Uno de los mayores cambios es que en esta nueva edición se ha reducido el tamaño de la caja... ¡la mitad de la caja original! Algo muy de agradecer en nuestras siempre saturadas estanterías. Pero esto no tiene que asustar, porque ¡el juego seguirá ocupando el mismo espacio en la mesa!, y según anuncian, el número de componentes no va a cambiar.
El juego quiere ganarnos a primera vista y nos sorprende visualmente con una caja metálica con bisagra y relieve incluidos. Al abrirla nos encontramos con el reglamento y un resumen de los mazos de cartas, una bolsa de tela, los tokens para destroquelar y dos compartimentos, uno para el mazo de cartas y otro para unas fundas especiales que se necesitan para el juego.
En este juego deberemos mover a los tres robots por el tablero con el fin de dejar el mayor número de ellos en tu territorio cuando se acabe la partida. Jugaremos por turnos, es decir de las tres acciones disponibles que podremos realizar, sólo podremos escoger una que será obligatoria, es decir, no podremos pasar el turno.
Cada jugador tomará el papel de un luchador, cada uno tiene una habilidad especial diferente que puede utilizar durante la partida. El juego básicamente es un "a ver quién la tiene más grande", pues cuando nos llegue el turno nuestro objetivo será jugar una carta superior o igual a la ya jugada, o jugar una de las cartas especiales.
El clásico no es un juego que me apasione, ni tampoco lo considero un juegazo para todos los premios/galardones que tiene; pero sí reconozco que se deja jugar bastante bien. Características como su corta duración, número de jugadores o su sencilla mecánica hacen que vea bastante mesa, sabiendo esto... prefiero que el juego venga acompañado de todas las expansiones posibles para sacarle todo el jugo en cada partida.
Un juego en el que tendremos que ir moviendo nuestro personaje (en base a tiradas de dados) por distintas casillas de un tablero que representa el mundo de juego. Este tablero tiene distintas casillas, donde nos enfrentaremos a peligrosos enemigos y a no menos peligrosos jugadores; al resolver esos encuentros, ganaremos recompensas e incrementaremos nuestras habilidades.