Siete maravillas del mundo, siete civilizaciones y hasta siete jugadores que podrán gobernarlas, explotar sus recursos, construir maravillas y alzar su poder militar para salir victoriosos. En este juego de lo que se trata es de desarrollar la civilización que te haya tocado gobernar de la forma más provechosa posible. Para ello y a través de tres rondas correspondientes a tres eras históricas, los jugadores jugarán sus cartas de forma simultánea.
Las segundas partes nunca fueron buenas, pero la excepción confirma la regla y este juego es precisamente eso: la excepción a la norma. Un juego que quizá por esperarme poco de él, ha resultado ser una de las mejores sorpresas de los últimos meses. Es un juego de civilizaciones donde no sientes en ningún momento que estés construyendo una civilización.
Lo sé. Todos tenéis las mismas dudas: ¿será demasiado complejo? ¿Por qué tanta sobrecomplicación? ¿Merecerá la pena esta inversión de tiempo y esfuerzo? Lo sé porque hace unos días yo tenía las mismas dudas, así que os voy a contar cual ha sido mi experiencia con este juego para intentar despejaros algunas incógnitas antes de comprarlo.
Un juego con ese nombre jamás... y digo jamás, puede ser divertido... Además, esa oveja con mirada inquietante en la portada... ¡Qué no, que no... que yo no me compro ese juego! Pero aquí estoy yo, intentando, con la primera entrada de mi recién inaugurado blog, demostrar que el instinto a veces puede traicionarnos. Es un juego de portada fea.
¡Pata de pollo al caldero! ¡Puntita de mandrágora, al caldero! Seta morada de los bosques... ¡al caldero! ¿Y qué obtenemos? La poción perfecta para pasar un rato de lo mas divertido con este juego. Quiero empezar diciendo que éste es uno de los juegos que mas me ha sorprendido desde que empecé en esto de los juegos de mesa.
En alguna ocasión he comentado cuánto me atraen los juegos de trenes. Es curioso, porque todos los que he probado hasta el momento me han gustado; incluso el soporífero "¡Aventureros al tren!" admito que es buen juego para empezar en la afición. Pero amigos, este juego, se lleva la palma y os voy a explicar por qué.
La filosofía de los LCG o los CCG competitivos nunca me había gustado (y a decir verdad, sigo siendo un poco reacia a ella). Va a sonar radical, pero así lo veía yo: que el motivo principal para seguir enganchada al juego fuera el tener más cartas para probar mazos y ser más competitivo, para mi se aleja precisamente del espíritu de la competitividad.
Lo primero que quiero hacer es dar las gracias a los diseñadores del juego por prestarme una copia para reseñarlo. La experiencia fue buenísima porque pude ir a la presentación que hicieron del juego y la verdad es que poder escuchar la explicación de las reglas y algunos comentarios más que surgieron durante la partida: fue súper interesante.
Es un juego que en esta pasada edición del festival de juego de Essen triunfó. Venían de un micromecenazgo que fue bastante bien y terminaron de rematar la jugada vendiendo todas las copias o prácticamente todas en el festival. Ahora, vuelven a reimprimir el juego. ¿Pero es para tanto? ¿Estamos ante un juego necesario en la colección?
Justo cuando se anunció este juego iba yo buscando un juego para dos jugadores, de confrontación y de una duración asequible para jugar con mi pareja. Tenía varios en la lista de posibles candidatos pero ninguno se ajustaba al cien por cien a lo que iba buscando, así que paré la búsqueda de inmediato y me decidí a hincarle el diente a éste.
Cada jugador toma el papel de una corporación, levemente asimétrica al resto y con la que tendrá que hacer a grandes rasgos dos cosas: por un lado, invertir recursos en investigar nuevas tecnologías dentro de las diferentes áreas de interés; por otro lado, explorar el espacio con sus naves para intentar controlar sistemas que luego pueda colonizar.
Hace ya casi un año, me dio la fiebre, como nos da a muchos, de comprar muchas de las novedades que se presentaban en Essen. Este juego fue una de las que más me llamó la atención; pero a diferencia de otros juegos, que ya salieron de mi colección porque me parecieron prescindibles, este se supo ganar un hueco en la estantería... os voy a explicar por qué.
Vamos con la reseña de este juego, que empieza quien más pendientes y anillos lleve, así que quedais advertidos desde el principio, no se os ocurra jugar con ningún rapero americano. Va de ser rápido, de ser listo y de tentar la suerte un poquito en cada turno para poder resultar ganador. Tenemos un cofre del tesoro en la mesa lleno de cartas.
No tiene nada del otro mundo, no tiene un tema que se pueda decir "integrado" en las mecánicas, no tiene una portada espectacular ni suele llamar la atención... pero es este juego. Y con eso queda dicho "casi todo". De lo que se trata es de ganar más puntos que el contrario construyendo una ciudad medieval y colocando a tus seguidores en ella.
El rey loco Luis II fue un rebelde de su época. Era un soñador y su única obsesión era crear un mundo de castillos donde vivir su vida, alejado de las intrigas de palacio. Y así lo hizo. Su sueño le costo la ruina y el exilio a uno de sus castillos, pero gracias a su "locura" el rey Ludwig nos dejó algunos de los castillos más impresionantes del mundo.
Todo empezó con un título que pasó en un principio algo desapercibido: "Risk Legacy". Más tarde, aprovechando la idea y con el impulso de tener una gran franquicia y editorial detrás el boom fue espectacular con "Pandemic Legacy: Temporada 1". Y ahora, un par de años después, uno de los autores más "explosivos" de los último tiempos se atreve con este juego.
Se ha puesto de moda. Este juego lleva haciendo mucho ruido, nunca mejor dicho, desde que salió; y por fin, ha llegado la hora de reseñarlo. En un primer momento no me interesé en él porque la mecánica principal era el "deckbuilding". ¿Hacía falta otro más? Pues sí, parece que sí. Es un juego muy divertido y emocionante porque al final se trata de encontrar un equilibrio.
Imaginaos partícipes del contraespionaje de la C.I.A. versus K.G.B. Vuestro objetivo principal es descubrir el código secreto e intentar por todos los medios no meter la pata para que el enemigo no consiga información con los datos que deis a vuestro equipo. Emocionante, divertido y adictivo. Demasiado adictivo. Es un juego por equipos.
Éste es un juego familiar de programación ambientado en el lejano oeste en el que tendremos que disparar y robar el botín más alto para hacernos con la partida. El juego se desarrolla dentro de un tren de mercancías, que por otra parte, quizá sea lo mejor y más original del juego... veamos por qué. Va de hacer el bruto, el bestia.
Es tu turno, miras al horizonte y con una voz casi robótica, solemne, carente de sentimientos, tonalidades o color dices: "Cojo tres monedas porque soy el duque". ¡Y que alguien te diga que que no! Cada jugador encarna una familia de una ciudad-estado italiana. Para comenzar la partida, recibimos dos cartas con dos personajes y dos monedas.
Monstruos, una ciudad arrasada, ejércitos disparando a discreción por tierra y aire… ¡Cuidado con Copitón! ¡Mirad! ¡La Sagrada Familia está en llamas! ¡Que alguien agarre esos monstruos! Es un juego muy sencillo pero con mala leche. Somos monstruos de mal humor, deseosos de arrasar lo que encuentran por su paso.
Éste es uno de esos juegos que casi en el momento de salir al mercado, colocas en la lista de deseos esperando su momento. El momento de comprarlo o incluso probarlo. Y ves los días pasar, luego los meses y sin saber porqué te das cuenta de que finalmente los meses se han convertido en años. Pero a todo cerdo le llega su san Martín.
Eres espía, pero de los que se sacaron el título haciendo cursos de C.C.C., de los chungos. No sabes cómo, pero te acabas de despertar en medio de cualquier sitio, rodeado de gente pero sin la más remota idea de cual es tu paradero... ¿Serás capaz de llegar a la conclusión de dónde estás sin que los que te rodean se den cuenta de que eres un espía?
Vamos manito, ¡apúrale! Me enteré de que en el rancho de Tamaulipas venden unas reses de puritica rasa... ¡Vamos a echarles el lazo no más! Somos un grupo de gauchos que lucha por llegar a ser los más ricos de toda Argentina. Para ello, llevaremos a cabo una serie de rodeos representados por las tiradas de dados en el corralito.