Sicilia, tropecientos mil a.C., las civilizaciones del mediterraneo florecen todas a las vez y luchan por dominar la zona. El objetivo final del juego es tener en tu civilización una combinación de cuatro cartas de héroe y/o maravillas; o la construcción de las pirámides. Da igual que seas romano, griego o abisinio... vas y cascas en medio de Roma una pirámide.
Para muchos, éste puede llegar a ser un gran juego con el que se le pasarán las horas y las horas; para otros será un buen candidato para desconectar tras una dura partida de varias horas y sacar todo el estrés acumulado; en cambio otros ni siquiera se ven jugando ya que no le atrae nada de nada. Todas estas reacciones son muy respetables, pero a la gran mayoría le ha gustado.
Sabía de antemano que sería un juego con el que disfrutarían más mis amigos o familiares que yo; pero he aprendido a pasármelo bien. Con el tiempo comprendí que su verdadero potencial es la ambientación en la que transcurre, su puesta en escena atrae muchísimo. He llegado a ver a niños exaltados e incluso mayores nerviosos por las tortas que iban a recibir.
Aunque parezca mentira, éste es el primer cooperativo que ha entrado en mi ludoteca. Este nuevo concepto en los juegos me picaba la curiosidad, tenemos que dejar a un lado nuestro lado más competitivo e individualista y mostrar otras habilidades más sociales orientadas al grupo en la que se persigue un objetivo común.
El festival de fichas y losetas que hay que preparar en el setup y al comienzo de cada trimestre de manera aleatoria determina una configuración en la que los jugadores deberán adaptar sus jugadas para obtener el mayor beneficio posible. La única forma en la que tolero el azar en los juegos es para fomentar la rejugabilidad.
La verdad es que no esperaba mucho del juego. Pensaba que iba a ser una de estas adaptaciones cutres hecha con prisas y que no iba aportar nada nuevo. Además, maese Wallace no está exento de realizar algún truño que otro, así que como ya les he dicho, no me llamaba nada la atención... pero me ha parecido de lo más divertido que he probado últimamente.
Este es el juego que más hype me causó en la feria de Essen: buenas críticas e impresiones, comentarios sobre un rondel con mancala que no paraba de llamarme la atención y lo mejor de todo las diferentes vías para alcanzar la victoria, algo que valoro considerablemente en un juego. El juego se divide en cuatro trimestres. En cada uno de ellos, se juegan cuatro rondas.
Después de enseñar filler, party-games y algún que otro juego sencillo, es la hora de aumentar un gradito más de dificultad y que den el siguiente paso ya que el más importante está dado. Para esta ocasión tengo reservado este juego en su versión básica y así familiarizarlo con la planificación y la gestión de recursos. Además tiene una buena escalabilidad.
Hace muchos años que me hice con este juego porque va dirigido a un público familiar y no muy jugón. La sencillez de las reglas, la corta duración de las partidas y su pequeña dosis de estrategia hacen de este juego un buen filler para todas las mesas. En cuestión de un minuto todo el mundo tiene la idea para empezar a jugar.
Entiendo que la gran mayoría le tenga tirria a este juego y es que a mí también me pasó. De hecho, mi primera experiencia con él fue horrible. Estábamos en una casa rural, eran cerca de las 00:30 horas y lo sacamos a mesa. Nos habíamos tomados un número indeterminado de zumos de cebada fermentada y andábamos con poco tino...
Llevaba mucho tiempo deseando probar la mecánica del rondel (selección de acciones) pero no tenía ningún juego que la incorporase, por lo que empecé a preguntar, leer reseñas, pedir consejos,...y la mayoría apuntó al éste como el juego que estaba buscando. Quiero mencionar la gran calidad del tablero y de sus componentes.
¿Un juego de piedras? Pues sí, esa es la magia que tienen los juegos abstractos en el que apenas existe temática o carece de ambientación. Sus componentes (fichas, dados, tablero,...) no representan el comportamiento y característica de seres u objetos reales ni imaginarios. Además uno de sus puntos fuerte para mi gusto es que dependen menos del azar.
Hoy damos la bienvenida a un juego enfocado a sesiones familiares o grupos noveles cuyo miedo a jugar a lo "desconocido" ha sido superado gracias a juegos como el "Dixit". Éste suelo presentarlo acompañado del "Ubongo" ya que los dos tienen como base la habilidad de visión espacial y es otra forma de aprender jugando.
Este es uno de los juegos que no puede faltar en las sesiones familiares, gracias a su dinámica y temática han descubierto que existe algo más que el "Monopoly" o el "Trivial". Se prepara una partida con la expansión que, además de incorporar nuevos billetes y variantes de juegos, incluye los almacenes y cocheras. Esta expansión le aporta más jugabilidad gracias a los nuevos billetes de destino y le da un punto más estratégico gracias a las cocheras y los almacenes.
En la mayoría de los juegos de mesa los efectos de tus decisiones y acciones repercuten en el resto de los jugadores. Simplificando esto, voy a describir dos formas de jugar: los que van a su rollo y juegan sin pensar en las consecuencias de sus acciones; y por otro lado, los que son empáticos con todos los jugadores de la mesa y maquinan cómo sus decisiones afectan a los demás.
Este juego sale muy poquito a mesa porque siempre lo jugamos a partir de seis jugadores y el espacio que ocupa transportarlo equivale a cinco o seis fillers. Por estos motivos jugamos a la versión principiantes. A pesar de ello, todo el que lo prueba le gusta y siempre se quedan con ganas de más. Antes de empezar repasamos las tres o cuatros reglas básicas que no se pueden olvidar.
Cambiamos el método básico (carta de acción al azar a cada jugador) para decidir el jugador inicial por el experimentado. Este consiste en que cada uno recibe cinco cartas de acción (más el senador). Cada jugador escoge una de ellas y la coloca en el centro de la mesa boca abajo. Luego se muestran todas y la carta cuyo nombre vaya antes alfabéticamente será el jugador inicial.
El gremio "Strategists Guild" se combina a la perfección con una estrategia militar, cuya puntuación final oscila entre seis y doce puntos. El gremio "Philosophers Guild" también beneficia la estrategia militar, porque tus vecinos al dar la batalla por perdida procuran potenciar otras estructuras, entre ellas las científicas (cartas verdes).
Cada uno del os paises que forman tu grupo de naciones tiene una población predeterminada y un recurso asociado o no, depende de la nación. La idea del juego es que un virus zombi está asolando la Tierra y las naciones deben defenderse de las hordas tambaleantes. Para ello tendremos una cantidad de puntos de libertad que podremos gastarlos para muchas cosas.