Hay un hecho, una ley natural, que dice que tarde o temprano todo jugador top de "Magic: El Encuentro" va a acabar o bien pasándose al póquer o bien diseñando un juego de construcción de mazos. De lo primero no voy a hablar de momento, aunque es algo que da que pensar; pero lo segundo me interesa y tiene su porqué: al fin y al cabo, tanto los juegos de cartas coleccionables como los de construcción de mazos tienen muchas cosas en común.
Un juego basado en una serie de cortos y cómics de ambientación steampunk, algo que se ha trasladado al título que nos ocupa otorgándole un acabado visual más que llamativo. Nos encontramos ante un juego de mayorías que estaría a medio camino entre un eurogame y un ameritrash. Los jugadores se enfrentaran entre ellos para ser los mejores colonizadores.
Barack Obama también tuvo que darle al coco en su día para darse a conocer y vencer en las elecciones. Su oponente McCain no le fue a la zaga. En este juego deberás elegir entre republicanos o demócratas, definir tu estrategia y tratar de ganar las elecciones. Es un juego para dos jugadores. El juego se divide en dos fases.
Ojocuidao: a primera vista, cuando uno ve la caja de este juego, incluso al abrirla y ver lo que hay dentro, se puede formar impresiones equivocadas: sí, estamos ante un juego de ambientación fantástica con cientos de figuritas de plástico que representan a distintos tipos de combatientes y que va de amasar ejércitos, aniquilar monstruos y obtener gloria y honor. Pero no penséis ni por un momento que nos vamos a encontrar con otro Descent o Battlelore
El elemento central del juego son las cartas de personaje, de ambos sexos y diversas profesiones y nacionalidades, que conformarán nuestra mano-reserva de amigos de la familia. Podremos utilizar estas cartas incorporándolas a nuestra familia mediante matrimonios con otros miembros, obteniendo así las recompensas que indica cada carta; o descartándolas como pago de otras acciones del juego.
Sé que decir esto me quita puntos de estatus en el olimpo de los jugones, pero para mí una parte fundamental de la experiencia a la hora de ponerme frente a un juego es el factor estético: por ejemplo, aún no he jugado a "Brass" a pesar de su, estoy seguro, más que merecida fama porque en el momento en el que veo lo horrendo que es el tablero siempre recuerdo que tengo algo importantísimo que hacer en cualquier otro sitio.
De la mano del autor Seiji Kanai, nos llega este juego: la secuela del famoso "Love Letter", una nueva vuelta de tuerca al amor imposible entre un príncipe y una princesa "in love". Realmente sencillo de aprender. Tres jugadores formarán parte del equipo de los príncipes (príncipe, princesa y sacerdotisa) y el resto de jugadores formarán el equipo del ministro (un ministro y soldados).
Es un juego de estrategia en el que los jugadores se dividen en dos bandos: continentales (habitantes de las trece colonias que buscan su independencia de Gran Bretaña) y el ejército británico. Cada uno de estos bandos está dividido en dos facciones: regulares continentales y patriotas por un lado y regulares británicos y lealistas por otro.
Empecé con una tremenda ilusión al hacerme con él, por su tema, su estética y la calidad de sus componentes, para pasar después a una importante decepción en los primeros testeos de juego hasta llegar a conquistarme definitivamente en las últimas partidas jugadas a dos jugadores, que es como este juego se disfruta realmente.
Un juego de cartas para dos con un diseño de las cartas espectacular y donde el objetivo es recolectar setas y cocinarlas. Parece sencillo, ¿verdad? Lo es, pero tiene su miga. El objetivo es recolectar grupos de setas del mismo tipo y después cocinarlas para conseguir puntos de victoria. Hay un total de ochenta y seis cartas de bosque.
Un juego en el que sentirás lo jodido que es el mundo de la escalada y cuyo objetivo es coronar el K2 antes que tus oponentes. Perdón, ¡miento! El objetivo es sobrevivir una vez coronada la cima y lo más alto posible (ya que te dará más puntos). Vivir para contarlo... Cada jugador cuenta con un equipo formado por dos alpinistas que deberán conseguir el mayor número de puntos.
Un juego de tablero de gestión de recursos para dos a cinco jugadores en el que tendremos que convertirnos en el maestro de obras con más prestigio de todos mediante la edificación tanto del castillo, como de los edificios que van apareciendo a lo largo del pueblo, que pronto será ciudad.
Un ejército de orcos y otro de enanos se enfrentan en el campo de batalla y sólo uno de ellos puede ganar la contienda. Aunque hay mucha historia detrás... Cada turno debemos colocar una unidad junto a otra enemiga y resolver los combates que se produzcan, de acuerdo a las flechas de ataque y a los puntos de defensa de cada unidad sobre el tablero.
Es un wargame en mayúsculas: es rápido (una hora y media como mucho); es dinámico (nada de tú haces todo tu turno y luego hago yo el mío); y, en mi opinión, te proporciona una experiencia de batalla muy, muy satisfactoria. Si no conoces el universo Warhammer, vas a encontrarte con un wargame que no se parece a ninguno que haya para tablero.
Recuerdo haber jugado hace años al juego original. No era mal juego (siempre es divertido apuntar a tus amigos con pistolas de gomaespuma), aunque tampoco me llamó lo suficiente como para añadirlo a mi colección: demasiada caja para un chorri, y al final la cosa se hacía repetitiva y siempre acabábamos jugando a "BANG!" en su lugar.
Los vikingos son famosos por sus feroces ataques e incursiones a las costas europeas. Su violencia aterrorizó a las antiguas comunidades que, aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión. En este juego cada jugador representa una familia de vikingos cuyo objetivo es construir una muralla y proteger así su pueblo.
Hay juegos en los que cada acción que realizas la puedes justificar por su tema, juegos que te transportan a otro mundo y te hacen vivir experiencias que jamás imaginarías, en los que te transformas en un valiente guerrero, un poderoso mago, un terrible monstruo, un arriesgado piloto de caza, un implacable magnate del ferrocarril o, por qué no, un pobre granjero luchando por sobrevivir al invierno.
Un juego de mesa (más) donde el desarrollo de civilizaciones es el objetivo del juego. La verdad que lo de las civilizaciones y los juegos de mesa se merece una tesis; pero bueno, dejemos prejuicios aparte y contemos de qué va. Es un juego de cartas, donde cada jugador representa a una civilización, desde la época antigua hasta la era industrial.
Formas parte de un grupo de gánsteres que acaba de cometer el robo del siglo... y ahora toca repartirse el botín. ¿Serás lo suficientemente generoso para compartirlo entre todos? Me da a mí que no y que esto va acabar como un campo de setas después de la recolecta. Es un juego muy sencillo de explicar que se juega en menos de treinta minutos.
Aquí me tenéis, reseñando el juego de nombre impronunciable que no resulta ser más que un bingo con dados con los cambios justos para añadirle elección y que el bingo tome otros colores… Es un juego con mecánica de bingo donde cada uno dispone de una hoja con cuatro filas de números que iremos tachando en función de los dados.
No sé si lo sabéis, pero parece ser que últimamente están sacando, muy de vez en cuando, algún juego de zombis que otro, y parece que la cosa no para. Este juego es uno de esos, pero parece que quiere destacar del resto, y el gimmick que ha decidido utilizar es el del tiempo real: cada partida dura exactamente quince minutos.
Navegas por Internet, miras las páginas de las editoriales, blogs sobre juegos, tiendas online y te encuentras con este nombre. Miras la portada y ves a ese samurái con su máscara de guerra y sacando la katana de la vaina y dices: "aquí va a haber jaleo seguro". Luego ves que el autor del juego es Reiner Knizia y se te queda una cara un poco así.
Cuando se menciona el nombre de Klaus Teuber hay dos reacciones posibles. La primera es "¡Guau, el genio que creó "Catan"!; la otra es "Vaya, otra vez el pesado del "Catan". Y es que es innegable que el hijo más famoso del señor Teuber ha conseguido un éxito que muy pocos otros juegos han logrado alcanzar, hasta el punto de que a más de uno se le ha llegado a estomagar.
El primer jugador que construya determinados edificios preestablecidos gana. Estos edificios te darán ventajas conforme los vayas construyendo, pero se necesita dinero para edificarlos. Y el dinero se consigue construyendo otros edificios secundarios (granjas, cafeterías, mercados, fábricas, etc) que a su vez también se compran con dinero.