Toca un juego de escape. Éste está ambientado en un castillo que sirvió de prisión tanto durante la Primera Guerra Mundial (en la que creo que ni Dios logró salir de él), como en la Segunda (en la que unos pocos lograron escapar). Te metes en el papel de los que quieren huir o bien en el del carcelero alemán ¿La pinta? Genial.
En esta ocasión estamos ante una de esas vídeorreseñas en las que me pregunto por qué porras me pillé el juego. Porque jugué a la primera parte, la primera caja que me la había pillado con bastante ilusión; pero después no me terminó de convencer por la dificultad excesiva de algunas cosas (bajo mi punto de vista) y... bueno, me pillé la segunda caja.
Por si no se ha notado, estamos jugando al juego de los dragones. No me toca nada de lo que quiero. Entre mis cartas puedo hacer perfectamente lo que tengo que hacer. Ha sido la partida más corta del cuatro en raya del mundo. No sé por qué... Mira, ahora para que no pase eso, voy a sacar otro. ¡Está jodido! Te toca a ti. Mucho rojo por ahí...
No es algo nuevo: si habéis estado viendo el canal (sobre todo en verano) habréis visto la partida porque la jugamos en conjunto con la otra partida en directo. Fueron muchas risas; fue una partida bastante distinta gracias a este juego porque no sabíamos si lo que estaban diciendo los compañeros eran preguntas auténticas o nos estaban troleando.
Con el aspecto tan visual y tan bonito; no sé si lo habéis visto o no, pero la verdad es que es maravilloso por dentro. Vamos a abrirlo. Por cierto, una cosa que no me gusta: no lo he abierto, pero es la maldita costumbre de esta editorial de ponerle celitos a los juegos; a mí esto no me mola, os lo he dicho varias veces y lo seguiré repitiendo.
Los monstruitos son, cosas así... Lo que pasa es que cada uno tiene habilidades especiales, pero me parece que desequilibra un poco cuando no conoces cómo funciona; así que jugar todo el mundo igual. ¿Quién empieza? Tiramos dados, ¿el número más alto o el número más bajo? ¡El número más alto! Pues empieza el monstruo azul. No se ponen monstruitos de principo, ¿no? Todavía no.
A ver si se escucha... un momentillo. Vale, yo me escucho; a ver, hablad vosotros. Sí, se escucha, se escucha. Es perad un momento. He pegado el aviso por las redes. Estamos en directo, vamos a echar una partidilla a este juego. Supuestamente es un juego de un solo uso. No quiero añadir un botón... ¡sólo quiero publicar! ¿Se escucha bien entonces?
Hoy os traigo algo distinto. Algo realmente complicado de poder conseguir... bueno, tampoco tanto. Sea como sea, era una cosa que tenía muchas ganas de enseñaros porque por Internet fotos no hay muchas y vídeos menos. Así que estáis viendo algo que no muchos ojos han podido contemplar...
Yos os aconsejo que os quedéis hasta el final porque si logramos llegar hasta la planta superior no vamos a escapar, aunque hayamos conseguido el objetivo, si no consigo aterrizar un pequeño dron. No le he querido hacer las pruebas porque si se revienta, al menos que sea en cámara. Antes de preparar esto, vamos a ver dónde sale el guardia.