Somos expertos montañistas compitiendo por llegar a lo más alto (y sobrevivir) del K2, el segundo pico más alto del mundo (tras el Everest) con ocho mil seiscientos once metros de altura, superando la falta de oxígeno y las condiciones climáticas adversas. En cada ronda los jugadores seleccionarán las cartas que jugarán y que permitirán a sus dos montañistas ascender, descender, colocar una tienda de campaña o ganar oxígeno para aclimatarse.
De nuevo os traigo un juego de grandes superficies. Curiosamente me he encontrado con muchísima gente que sólo lo conoce de oídas. ¿Por qué? Supongo que precisamente al ser de grandes superficies la mayoría piensa de forma automática que son juegos de críos. Vale que no es mega-difícil, pero... ¿Acaso un Carcassonne lo es?
Es un juego de creación de mazo de cartas y gestión de la mano. Partiendo de un mazo básico de cartas igual para todos, los jugadores irán comprando nuevas cartas para adaptar su mazo a sus intereses. Las cartas son el motor y la esencia del juego: por un lado indican las acciones que podemos realizar durante el juego y por otro lado determinan la puntuación de cada jugador al final de la partida.
Somos tribus mayas compitiendo por ganarse el favor de los dioses (Quetzalcóatl, Kukulcán y Chaac) para convertirse en la más próspera de la civilización maya. Desarrollaremos nuestras actividades en los cinco núcleos de desarrollo (Palenque, Uxmal, Tikal, Yaxchilán, y Chichen Itzá), a lo largo de dos eras representadas en el engranaje del calendario maya.
¿Soñaste alguna vez con un ejército de robots y dinosaurios juntos? ¿Y de ninjas y piratas? ¿No? Pues yo tampoco... Y si lo soñaste, sigue tomando ese combinado antes de dormir jugando una partida del juego de construcción de mazos para vagos: no hay reglas para crear mazos, ni cada jugador juega con sus propias cartas.
El tema del juego (que está pegado) es el mercadeo de piedras preciosas. Nos convertimos en mercaderes del Renacimiento que utilizan su riqueza para adquirir minas, métodos de transporte y artesanos que permitirán transformar bastas piedras en magníficas piezas de joyería. El principal componente del juego son las cartas.
Esto es el salvaje oeste, así que carga tu pistola y prepárate para duelos a vida o muerte. En este juego, los jugadores son fieros pistoleros que aprovecharán la llegada del ferrocarril para llenar sus bolsillos, caiga quien caiga. El objetivo por tanto es ganar más dinero que tus adversarios. El tablero de juego está formado por losetas de edificio.
Es un party game atípico con un alto factor de azar, una temática muy simpática y una mecánica divertida como ella sola. Lo primero que tendrás que hacer será construir tu vehículo espacial. Dependiendo de la ronda en la que estés, los ingenieros te proporcionarán la estructura de tu nave.
Mezclo un poco de gestión de acciones por aquí con una mecánica de deducción por allá , lo aderezamos todo con una aplicación de móviles muy cachonda y un tema bastante original y... ¡tachán! Ya tenemos la pócima perfecta para un juegazo. En realidad no es tan sencillo, pero lo cierto es que este juego ha superado mis expectativas.
Hoy reseñamos una de las muchas "versiones" del popular juego base; en este caso una reedición del primero de cartas para dos jugadores, que supone nuestro primer acercamiento a esta serie de juegos. Somos dos príncipes de la isla que compiten por tener el principado más poderoso. En su turno, cada jugador debe tirar los dados (el de producción, que determinará el recurso producido y el de eventos) que afectan a los dos jugadores.
¿Me estás diciendo que hay un juego de batallas donde los ejércitos no son miniaturas sino que son discos que se voltean para representar el movimiento? ¿Que está basado en universo Warhammer? ¿A que clase de mente perturbada se le ha ocurrido eso? Yo quiero verlo... Pues sí, era verdad que esto existía y ya lo he visto.
Uno de los juego más ligeros, que no por ello de menor calidad, del prolífico diseñador de juegos de mesa, Stefan Feld. En este juego los jugadores se convierten en exploradores que deben dar caza a unos simpáticos animales en extinción, lo que les dará puntos de victoria para ganar la partida. Lo primero que llama la atención de este juego es el tablero modular.
Desde luego que sí que consigue crear una atmósfera totalmente diferente a lo anterior visto. Esta vez te vienen en una incomodísima caja (viva el aire) rectangular de cartón duro, en lugar de las habituales y pequeñas cajitas de cartón fino. Totalmente innecesaria esta caja. El estilo del nuevo ilustrador queda más que patente.
Somos jefes tribales compitiendo por tener la tribu más próspera y por recibir el favor de los dioses en la Isla de Pascua. Por turnos, jugamos una o más cartas y cogemos de los montones centrales tantas cartas como hayamos jugado (leñadores, recolectores, sacerdotes,...). El tipo de la última carta descubierta se puntúa: según el número de esas cartas en nuestra zona de juego, recibimos puntos de gloria, madera o cartas de sacrificio.
Un juego de preguntas donde quizás saber la respuesta es lo menos importante. ¿Cómo? Este tipo está un poco loco, estaréis pensando... Que sí, que en este juego lo mejor es saber apostar y saber si tu novia y tu suegra están en lo cierto o no tienen ni idea de lo que están diciendo. El juego simula un concurso de televisión donde el objetivo es ganar la mayor cantidad de dinero posible.
Dos padres que sólo han jugado al chinchón y al mus. Una mujer que después de una partida me dice "Con esta ya no me das la chapa hasta dentro de un mes, ¿no?". Y una hermana que me saca el dedito ante la previsión de una tarde de juegos. Así de chungo lo tengo para organizar una tarde alrededor del tablero. El sábado pasado cambiaron las tornas.
El primer jugador que construya determinados edificios preestablecidos gana. Estos edificios te darán ventajas conforme los vayas construyendo, pero se necesita dinero para edificarlos. Y el dinero se consigue construyendo otros edificios secundarios (granjas, cafeterías, mercados, fábricas, etc) que a su vez también se compran con dinero.
El gaucho es un hombre mestizo de sangre española e indígena que, en los siglos XVIII y XIX, habitaba las llanuras rioplatenses de Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur (Brasil) y era diestro en las tareas rurales y en montar a caballo, y usaba una vestimenta típica (definición googlera). Pues bien en este nuevo juego de mesa los jugadores se transforman en tan folclóricos personajes.
Aquí me tenéis, reseñando el juego de nombre impronunciable que no resulta ser más que un bingo con dados con los cambios justos para añadirle elección y que el bingo tome otros colores… Es un juego con mecánica de bingo donde cada uno dispone de una hoja con cuatro filas de números que iremos tachando en función de los dados.
Un juego de mesa (más) donde el desarrollo de civilizaciones es el objetivo del juego. La verdad que lo de las civilizaciones y los juegos de mesa se merece una tesis; pero bueno, dejemos prejuicios aparte y contemos de qué va. Es un juego de cartas, donde cada jugador representa a una civilización, desde la época antigua hasta la era industrial.
Formas parte de un grupo de gánsteres que acaba de cometer el robo del siglo... y ahora toca repartirse el botín. ¿Serás lo suficientemente generoso para compartirlo entre todos? Me da a mí que no y que esto va acabar como un campo de setas después de la recolecta. Es un juego muy sencillo de explicar que se juega en menos de treinta minutos.
Los vikingos son famosos por sus feroces ataques e incursiones a las costas europeas. Su violencia aterrorizó a las antiguas comunidades que, aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión. En este juego cada jugador representa una familia de vikingos cuyo objetivo es construir una muralla y proteger así su pueblo.
Un ejército de orcos y otro de enanos se enfrentan en el campo de batalla y sólo uno de ellos puede ganar la contienda. Aunque hay mucha historia detrás... Cada turno debemos colocar una unidad junto a otra enemiga y resolver los combates que se produzcan, de acuerdo a las flechas de ataque y a los puntos de defensa de cada unidad sobre el tablero.
Un juego de tablero de gestión de recursos para dos a cinco jugadores en el que tendremos que convertirnos en el maestro de obras con más prestigio de todos mediante la edificación tanto del castillo, como de los edificios que van apareciendo a lo largo del pueblo, que pronto será ciudad.